En Prevención de Riesgos Laborales (PRL), a veces nos encontramos con procedimientos, métodos o equipos que ya no funcionan, pero que se siguen utilizando “porque siempre se ha hecho así”.
A esto se le puede aplicar una metáfora muy conocida en gestión: la teoría del caballo muerto.
¿Qué es la teoría del caballo muerto?
La teoría del caballo muerto tiene su origen en un proverbio de las tribus nativas americanas:
«Cuando descubras que estás montado en un caballo muerto, lo mejor es desmontar».
En gestión empresarial, significa que si una estrategia, proceso o herramienta ha dejado de ser eficaz, no sirve de nada insistir en mantenerla. En PRL, este concepto es especialmente relevante: permanecer aferrado a un sistema preventivo ineficaz puede generar accidentes, sanciones y pérdida de recursos.
El problema de seguir montados en el “caballo muerto” en PRL
En la práctica, en una organización, el “caballo muerto” puede adoptar muchas formas:
Procedimientos de seguridad obsoletos que ya no cumplen con la normativa.
Equipos de protección que han superado su vida útil.
Formaciones que no se actualizan con los riesgos reales del puesto.
Evaluaciones de riesgos que no se revisan tras cambios en procesos o instalaciones.
Planificaciones preventivas que no se ejecutan ni se adaptan.
Cómo se manifiesta el “caballo muerto” en prevención
El “caballo muerto” en PRL puede detectarse cuando:
Se actúa por inercia
“Siempre lo hemos hecho así” se convierte en la excusa para no revisar medidas.Se ignoran cambios normativos o técnicos
Por ejemplo, mantener fichas de seguridad desactualizadas o procedimientos incompatibles con el Real Decreto 773/1997 sobre EPIs.No hay seguimiento ni actualización
El artículo 16 de la Ley 31/1995 obliga a revisar las evaluaciones de riesgos cuando cambian las condiciones de trabajo, pero en algunas empresas esto no ocurre.Se invierte en lo equivocado
Renovar documentación sin mejorar la realidad preventiva, o cambiar formatos pero no contenidos.
Riesgos de seguir con un “caballo muerto” en PRL
Incumplimiento legal: La Inspección de Trabajo y la autoridad laboral pueden sancionar por no mantener actualizada la prevención, incluso si se dispone de documentación previa.
Falsos sentimientos de seguridad: Creer que se está protegido cuando en realidad las medidas son ineficaces.
Aumento de accidentes laborales: La falta de adaptación de las medidas preventivas incrementa la probabilidad de incidentes.
Costes económicos y reputacionales: Multas, paralización de actividades y pérdida de imagen empresarial.
Qué hacer cuando detectas un “caballo muerto” en prevención
En PRL, desmontar del “caballo muerto” implica detectar, evaluar y reemplazar lo que no funciona. Algunas claves:
Revisión continua
Aplicar auditorías internas o externas, según establece el Reglamento de los Servicios de Prevención (RD 39/1997).Actualización documental y técnica
La prevención es dinámica: la Directiva 89/391/CEE obliga a adaptar medidas a la evolución de la técnica y a los riesgos emergentes.Formación renovada y práctica
El artículo 19 de la Ley de PRL exige formación adaptada a los riesgos existentes, no a los de hace 10 años.Sustitución de equipos obsoletos
EPIs, protecciones colectivas y sistemas de seguridad deben cumplir con normativa vigente y ser funcionales.Impulso desde la dirección
Si la gerencia no entiende la necesidad de cambio, se seguirá invirtiendo en mantener el “caballo muerto”.
Ejemplos prácticos
Caballo muerto: Plan de emergencia diseñado hace 15 años sin considerar ampliaciones de instalaciones.
Acción correcta: Revisar y actualizar el plan, incluyendo simulacros actuales.Caballo muerto: Formación anual repetida palabra por palabra, sin incluir nuevos riesgos por maquinaria adquirida.
Acción correcta: Adaptar los contenidos y realizar prácticas con los nuevos equipos.Caballo muerto: Uso de EPIs que ya no cumplen la certificación CE vigente.
Acción correcta: Sustituirlos por equipos homologados según normativa actual.
Conclusión: desmontar a tiempo salva vidas y recursos
Mantener procesos ineficaces por costumbre es como seguir cabalgando un caballo muerto: solo conduce al fracaso.
La clave está en detectar, reconocer y sustituir a tiempo lo que no funciona.
Actualizar, revisar y mejorar de forma continua no solo es un requisito legal, sino la mejor forma de proteger a los trabajadores y a la empresa.