Tengo el honor de entrevistar a Ricardo Díaz Martín, una figura prominente en el ámbito de la ingeniería y la química en España. Ricardo Díaz Martín es Catedrático de Ingeniería en la Universidad San Pablo CEU (USP-CEU) y Decano-Presidente del Consejo General de Colegios de Químicos de España. Con una impresionante trayectoria profesional, Díaz Martín ha jugado un papel crucial en la investigación, desarrollo y gestión de proyectos en colaboración con empresas tecnológicas. Además, ha desempeñado funciones clave en instituciones académicas y científicas.
Desde sus inicios en 1999, colaborando con empresas tecnológicas, hasta su reciente rol como Director General de Universidades de la Comunidad de Madrid, Díaz Martín ha gestionado más de 1,4 millones de euros en proyectos de investigación.
Es autor de seis patentes y más de 70 publicaciones científicas.
A lo largo de su carrera, ha sido reconocido con numerosos premios y distinciones en el campo de la Prevención de Riesgos Laborales (PRL), incluyendo:
- Premio Nacional de Prevención de Riesgos Laborales (PREVER 2012).
- Medalla de Oro al Mérito Profesional del Consejo General de Relaciones Industriales y Ciencias del Trabajo en 2014.
- Medalla de Oro al Mérito Profesional del Consejo General de Profesionales de Seguridad y Salud en 2015.
- Premio Mutualia a la mejor investigación en Prevención de Riesgos Laborales en 2016.
- Premio de la Sociedad Española de Salud y Seguridad en el Trabajo a la mejor trayectoria profesional en 2018.
- Cruz de Honor del Consejo General de Profesionales de Seguridad y Salud en el Trabajo en 2019.
- Premio Nacional de I+D+i en Prevención de Riesgos Laborales (PREVER 2020).
Entre otros muchos logros, su dedicación y pasión por la ingeniería, la química y la prevención de riesgos laborales han dejado una huella imborrable. En esta entrevista, Ricardo nos comparte detalles fascinantes sobre sus experiencias, desafíos y visión para el futuro, revelando cómo ha logrado mantenerse a la vanguardia de la innovación en su campo y en la PRL.
Cuéntanos sobre tus inicios en la carrera de ingeniería. ¿Qué te inspiró a elegir esta profesión?
Sinceramente, y creo que así es en la mayoría de las historias personales, más que una elección previa, fue la vida la que me llevó hasta esta profesión.
Siendo estudiante de Bachillerato mi intención era llegar a ser psiquiatra, pero las calificaciones obtenidas en la selectividad no me permitieron acceder a la carrera de Medicina.
La mala gestión de la frustración me tentó a dejar por un tiempo los estudios y hacer el servicio militar como voluntario.
Cumplido el deber patrio y superada la frustración académica por el tratamiento de choque de la disciplina militar, retomé los estudios eligiendo la carrera de Química porque pensé que podría especializarme en bioquímica y, así, trabajar en la experimentación y síntesis de psicofármacos, como opción sustitutoria y más cercana a la psiquiatría.
Sin embargo, en tercero de carrera, justo antes de escoger la especialidad, se cruzó en mi vida un gran docente de la especialidad de Química Técnica y logró que sintiera que mi verdadera vocación se hallaba en el campo de los materiales y la ingeniería.
Visto con la perspectiva que da el tiempo, creo que aquel profesor no sólo me enamoró de la ingeniería. Estoy convencido que su forma de dar clase, de transmitir y de ilusionar, influyó de manera definitiva en el gusto que desarrollé más tarde por la docencia, la investigación y, también, por la difusión de la ciencia.
En mi caso, ciertamente, la inspiración y la vocación por la ingeniería, la docencia y la investigación, nacieron más de un gran ejemplo exterior que de lo que uno puede idear, sin conocimiento previo, que será la profesión que le hará feliz.
¿Cómo fueron tus primeros años trabajando en la industria y la academia? ¿Qué desafíos enfrentaste y cómo los superaste?
Nada más terminar mi carrera tuve varios trabajos como técnico de laboratorio en la industria y a la par inicié mi tesina de licenciatura, previo al trabajo de tesis doctoral.
Después de un tiempo, me enteré de que había una plaza de profesor de laboratorio en la recién aprobada Universidad San Pablo – CEU. Presenté mi candidatura y logré la plaza.
En ese momento, tuve que elegir entre la industria y la academia y me decanté por la segunda perdiendo algo de remuneración económica, aunque sin desligarme de cualquier desarrollo tecnológico al que me invitaran desde la industria.
El mayor desafío era tener suficiente fuerza y energía como para prepararme bien las clases, no descuidar mi trabajo de tesis y seguir en proyectos de desarrollo tecnológico para algunas industrias del ámbito sanitario y ambiental.
A lo largo de tu carrera, has ocupado múltiples roles. ¿Cómo has manejado la transición entre diferentes posiciones y responsabilidades?
No saber decir “no” a casi nada de lo que me ofrecen puede ser una virtud o un defecto.
De cualquier forma, siempre me han motivado retos que, sobre el papel, no parecen relacionados directamente con un perfil profesional vinculado a la docencia y a la investigación universitaria.
Salir de la zona de comodidad y enfrentarte a cuestiones novedosas es muy enriquecedor, pero supone un esfuerzo extraordinario. Ese esfuerzo requiere de una inversión mayor del tiempo dedicado al trabajo que va en detrimento del tiempo dedicado a la familia. La adaptación sería imposible sin la comprensión y el apoyo de la familia.
Por otra parte, la transición que se lleva a cabo desde la posición de profesor universitario a un cargo de representación o un cargo de gestión en cualquier tipo de organismo, sólo se puede llevar a cabo si se piensa en dar el mejor servicio a los administrados. Para ello es imprescindible rodearse de personas muy competentes, antes que rodearse de personas de confianza.
La confianza se gana posteriormente, después de demostrar competencia y la competencia se demuestra cuando los subordinados tienen la confianza para decir al responsable dónde y porqué se está equivocando.
En mis equipos siempre he querido profesionales que me ayuden diciéndome lo que hago mal y que me ayuden a salir de mis errores. Para ello, es imprescindible que el líder del equipo se gane previamente la confianza de cada miembro del equipo.
El objetivo se alcanza cuando todos tienen sus tareas perfectamente determinadas y la suficiente libertad y autonomía como para sugerir mejoras y alertar de posibles fallos.
El mayor error es aceptar un cargo y rodearse de personas que mediante el alago y el aplauso gratuito pretendan ganarse una confianza que, finalmente, haga que todo el equipo fracase.
¿Podrías describir un día típico en tu vida como Catedrático de Ingeniería?
Existen muchos tipos de días típicos en la vida de un profesor universitario; pero en mi caso, todos los días empiezan con un desayuno fuerte y un vistazo a la agenda del día.
Algunos días tengo que preparar las clases más deprisa porque tengo que atender a algún medio de comunicación o diseñar el acting que ilustre la noticia de divulgación científica del momento.
Otros días, tengo en agenda reuniones del grupo de investigación, horas de atención a los doctorandos, revisión de artículos científicos, reuniones con industrias para informar del desarrollo de los proyectos o cumplimentar los diferentes formularios que exigen los sistemas de gestión de calidad académica.
He de reconocer que esto último es lo que menos agrada a los profesores universitarios porque nos genera una sensación de pérdida de tiempo inútil en una burocracia que no hace más que crecer y detraer tiempo de las tareas de docencia e investigación; que son, precisamente, las que más agradan a cualquiera de mis colegas.
¿Qué métodos de trabajo y principios consideras fundamentales para tu éxito profesional?
Únicamente, existe un principio fundamental para el éxito de un profesor: el amor y el servicio al estudiante.
Esto es contrario a aplicar un criterio de buenismo en las calificaciones que perjudicaría para siempre al alumno. De lo que se trata es de ser tan motivador y apasionado en la docencia como riguroso y exigente en las pruebas de evaluación.
En el resto de las profesiones es, de manera paralela, exactamente igual.
La tarea en sí misma no es relevante, lo importante es saber dar el mejor servicio a la persona para quien realizas dicha tarea.
El mejor servicio posible se presta cuando se siente un afecto real por las personas objeto del trabajo del profesional.
Hacer el esfuerzo de sentir afectividad por las personas a las que vas a dar servicio, todas las mañanas al entrar a trabajar, no sólo ayuda a tener éxito profesional; también ayuda a ser más feliz en la vida.
A partir de esto, se pueden desarrollar técnicas muy concretas para dar el mejor servicio en cada tipo de trabajo.
En el caso concreto de un docente universitario, la preparación de las clases días antes y el repaso de la misma horas antes de darla, permite estructurar los mensajes mucho mejor, hacer énfasis en lo más relevante de la sesión, diseñar los esquemas de la pizarra digital o no e , incluso, imaginar previamente las reacciones de los estudiantes ante las anécdotas que puedan resultar interesantes de describir.
¿Cómo mantienes la motivación y la pasión por tu trabajo después de tantos años de experiencia?
Un profesor universitario está en contacto continuo con la juventud. Esto hace mucho más fácil la automotivación porque, aunque cada año el docente se hace más mayor, el público estudiantil siempre es joven, cada año es nuevo y siempre tienes que lograr conquistar y motivar grupos nuevos con dinámicas diferentes.
Todas estas circunstancias hacen que sea imposible aburrirse por mucho que la docencia se base en las mismas materias con pequeños retoques y actualizaciones.
Todavía resulta más apasionante cuando en la labor de tutorización encuentras estudiantes provenientes de entornos muy diferentes, algunos de los cuales, requieren de un conocimiento y trato muy personalizado para lograr el objetivo de su integración total en la vida universitaria y su éxito académico.
Es cierto que para ello, por parte del docente, se requiere un grado de compromiso que sienta como comunes los logros y triunfos del estudiante.
Para mí, sería muy complicado no encontrar motivaciones ante un trabajo tan apasionante como el de formar integralmente a los jóvenes de hoy, que serán los futuros profesionales de la España de mañana.
Siendo químico de formación, ¿qué te atrajo hacia la prevención de riesgos laborales?
Siendo estudiante viví muy de cerca un accidente gravísimo en un laboratorio.
Cada vez que lo recuerdo se me eriza la piel y me inunda una emoción por aquellas víctimas que, por falta de conocimiento e imprudencia, quedaron marcados de por vida.
Desde entonces soy muy consciente de los serios riesgos que conllevan la interacción y manipulación de agentes químicos.
Dichos riesgos atienden tanto a la Higiene Industrial en el desarrollo de enfermedades por exposición indebida, como en relación con la Seguridad en el Trabajo por la posibilidad de explosiones y deflagraciones.
A pesar de todo ello, la industria química es un sector que presenta los mejores índices de seguridad laboral por la baja frecuencia de accidentes.
¿De dónde nace tu interés por mejorar las condiciones de seguridad en el trabajo?
Quizá una natural tendencia empática siempre me ha hecho muy sensible a las víctimas de todo tipo de accidentes; pero, sin duda, cuando se trata de accidentes laborales, la cuestión tiene una trascendencia que afecta directamente a la ética social porque las personas van a trabajar para ganar el sustento de sus familias y no para perder la vida o encontrarse con enfermedades que pueden evitarse.
¿Qué papel juegan la innovación y la investigación en tu enfoque hacia la PRL y la ingeniería en general?
La investigación y la innovación es fundamental para lograr menores índices de siniestralidad, menor número de pacientes con enfermedades profesionales y un mejor clima laboral.
La PRL es un área transversal en la que están involucradas casi todas las áreas del saber humano. Se requieren psicólogos, médicos, enfermeros, fisioterapeutas, ingenieros, químicos, biólogos, físicos, abogados, etc.,
Su transversalidad es una ventaja teórica porque los avances y la innovación siempre surgen de la combinación del saber de varias áreas de conocimiento que en la PRL están muy cercanas e interrelacionadas; sin embargo, comparativamente con otros ámbitos que implican directas mejoras sociales, se invierte muy poco en el I+D de la PRL y tampoco hay convocatorias públicas de proyectos competitivos en esta área.
Cabe preguntarse la razón de tan baja inversión, comparativa, para la innovación en un sector de una sensibilidad social tan alta.
Probablemente, la normativa establecida actualmente para la valoración de los investigadores científicos sea una traba para que se consoliden en las universidades grupos de investigación en PRL. De hecho, no se ha establecido de manera oficial un área o ámbito del conocimiento con la denominación de Prevención de Riesgos Laborales o asimilable.
De manera general, los investigadores son valorados por el reconocimiento de sexenios o tramos de investigación por parte de la Comisión Nacional Evaluadora de la Actividad Investigadora CNEAI. Los méritos que presentan los investigadores son, fundamentalmente, artículos científicos en revistas internacionales especializadas en el área al que concurre el aspirante. Los baremos de evaluación están establecidos por áreas básicas concretas y en ninguna de ellas existe un apartado sobre PRL.
Con todo ello, podemos concluir que sin existir un área o ámbito de conocimiento reconocido oficialmente en PRL y en el que se puedan valorar los méritos de los investigadores, muy difícilmente se constituirán grupos de investigación especializados y que puedan interrelacionar todas las áreas que concurren en la PRL. De hecho, los productos científicos que presentan interrelación de diferentes áreas básicas no son valorados a efectos de sexenios.
La luz al final del túnel viene dada por las escasísimas convocatorias de sexenios de transferencia del conocimiento y la innovación. Tan sólo se han convocado en una ocasión y este año hay intención de volver a publicar una nueva convocatoria. Los sexenios de transferencia reconocen y valoran los contratos y proyectos desarrollados para organizaciones públicas y privadas en los que se haya llevado a cabo una innovación. Es, para estos casos, en los que podrían valorarse los trabajos científicos de innovación en PRL.
En resumen, el papel del I+D+i, es fundamental para el avance de nuevas técnicas que reduzcan la siniestralidad laboral, las enfermedades profesionales y mejore el ambiente laboral en las empresas; pero se requiere una restructuración normativa que impulse y valores a los pocos investigadores que trabajan en el ámbito de la PRL.
¿Cómo te mantienes actualizado con las últimas tendencias y avances en tu campo?
Fundamentalmente, acudiendo a congresos y jornadas técnicas organizadas por asociaciones de profesionales, por los institutos regionales de seguridad y salud laboral y leyendo una de las pocas revistas especializadas en PRL como la del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo.
Reconocimientos y Premios: ¿Qué sentimientos experimentas al recibir un premio o reconocimiento en el ámbito de la PRL?
En primer lugar y para ser muy sincero, nunca he podido evitar sufrir el síndrome del impostor porque los comités que me han concedido los premios son profesionales dedicados en cuerpo y alma a la PRL, mientras que, en mi caso, yo estoy dedicado únicamente al I+D en este ámbito.
En segundo lugar, siempre se siente un profundo agradecimiento por mi familia por aguantarme y por permitirme robarles mucho de su tiempo. Como no puede ser de otra manera, el agradecimiento también se siente por quien se acordó de mí y de mi equipo, porque el reconocimiento sería imposible sin el trabajo y el compromiso de todos y cada uno de los integrantes de mi grupo de investigación.
En tercer lugar, confieso que también me alcanza un sentimiento de estúpida vanidad que procuro esquivar y olvidar de inmediato porque envilece y debilita a la persona a la par que relaja el esfuerzo del trabajo diario.
De todos los premios que has recibido, ¿hay alguno que consideres especialmente significativo? ¿Por qué?
De los que más me han reconfortado han sido los Ángel Herrera del CEU a la mejor labor docente y de investigación, el de Colegiado Distinguido de mis compañeros del Colegio de Químicos de Madrid y los dos Premios Nacionales de PRL, sobre todo el conseguido en la categoría de I+D.
Lo significativo de los premios del CEU y del Colegio de Químicos de Madrid se halla en la emotividad de mi relación de tantos años con ambas organizaciones.
En ambas me he sentido como en mi casa y a muchos de mis compañeros de ambas instituciones los quiero como si fueran mis hermanos.
En cuanto a los Premios Nacionales en PRL, obviamente por su relevancia y porque gracias a ellos he podido conocer a los mejores prevencionistas nacionales e internacionales.
A lo largo de tu carrera, ¿cuál consideras que ha sido tu mayor logro en el ámbito de la PRL?
Sin duda alguna, todos los trabajos y dirección de tesis doctorales que han consolidado un cuerpo de doctrina en el ámbito de la predicción matemática de la siniestralidad laboral.
Sin duda alguna, estos trabajos son la simiente para el desarrollo de los algoritmos que nutrirán en breve los sistemas de Inteligencia Artificial que, a buen seguro, en breve podrán predecir con exactitud y anticiparse al accidente.
¿Podrías compartir alguna experiencia o proyecto en PRL que haya tenido un impacto significativo en la industria?
En el año 2018, pocas personas creían en los proyectos de desarrollos de algoritmos predictivos de la siniestralidad laboral. Sin embargo, fue la CEOE la organización que apostó decididamente por nuestro grupo de investigación.
Desarrollamos para ellos una serie de trabajos que fuimos divulgando de manera presencial por todas las confederaciones regionales pertenecientes a la CEOE.
Muchos de los emprendedores que se hicieron con un trabajo desarrollado para su sector nos comunicaron que habían logrado identificar los aspectos críticos en su empresa en el ámbito de los siniestros.
Aplicaron sobre ellos las medidas correspondientes y redujeron drásticamente la siniestralidad anual con una máxima eficiencia en los recursos económicos invertidos y una eficiencia en la reducción de siniestros que antes no habían logrado.
¿Cuáles son los aspectos de la PRL que consideras que aún necesitan mejoras significativas?
Indudablemente, el ámbito de los riesgos psicosociales requiere de una mayor atención.
Las bajas por contingencia común son las más habituales y las que más pérdidas económicas producen.
Aspectos como el síndrome del quemado, personas que se sienten desmotivadas o acosadas o trabajadores con niveles de estrés elevados son las principales causas del absentismo laboral; pero, creo que también son el origen de despistes y faltas de atención que provocan los accidentes más graves.
En estos casos, se puede observar con total nitidez la interrelación de las diferentes áreas de la prevención y la complicación de llevar una gestión adecuada si no se entienden la implicación e influencia de cada área en el resto.
¿Qué esperas lograr en el futuro cercano dentro del campo de la prevención de riesgos laborales?
Lo que cualquier prevencionista desea es un futuro sin accidentes, sin enfermedades laborales y con el mejor clima de trabajo.
Hoy son objetivos a los que no podemos renunciar a medio plazo porque disponemos de una poderosa herramienta en pleno desarrollo; la Inteligencia Artificial.
¿Qué consejo darías a los jóvenes profesionales que desean especializarse en la prevención de riesgos laborales?
En primer lugar, que no se conformen únicamente con hacer bien su trabajo del día a día.
Que se impliquen también en el I+D de la PRL para lograr innovaciones que logren reducir las bajas laborales.
Deben pensar que, al igual que un médico, no sólo deben diagnosticar el problema y proponer la solución terapéutica; sino que también deben involucrarse en la investigación dentro de la PRL general para lograr mejoras no sólo dentro de su empresa.
En segundo lugar, que no se dejen intimidar por las circunstancias y que sean valientes. Si no se cumplen las medidas de seguridad y es necesario parar las labores, nunca hay que dudar en ordenar el cese de la actividad laboral.
No hay dinero en el mundo que supla una vida humana o el dolor de un huérfano.
Por último: ¿Le gustaría aprovechar esta oportunidad para añadir algo más?
Agradeceros a informacionprevencion.com y su sección “Conexión PRL” por la oportunidad de participar y por la amable entrevista que me habéis hecho.
Os deseo todo tipo de éxitos personales y profesionales. Ya sabéis dónde me tenéis a vuestra disposición
Agradecemos a Ricardo Díaz Martín por su tiempo ypor su tiempo y por compartir su experiencia y conocimientos con nosotros en conexión PRL.
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