Tengo el honor de presentarles al Dr. Francisco Javier Llaneza Álvarez, un reconocido ergónomo, con una extensa experiencia en el ámbito de la ergonomía forense y la prevención de riesgos laborales.
Como autor de diversas publicaciones especializadas, Dr. Llaneza ha ayudado a establecer una base teórica sólida para la ergonomía aplicada, permitiendo que sus conceptos se integren de forma efectiva en el diseño y evaluación de espacios de trabajo.
Además de su labor en la práctica ergonómica, Dr. Llaneza ha formado a las nuevas generaciones de profesionales en universidades como la Universidad de Oviedo y la Universitat Politècnica de Catalunya.
Su vinculación con instituciones académicas y asociaciones importantes, como la Asociación Española de Ergonomía (AEE) y la Asociación Asturiana de Ergonomía (PREVERAS), le han permitido impulsar el desarrollo de esta disciplina en el país, así como sensibilizar sobre la importancia de un ambiente laboral saludable y seguro.
¿Qué te impulsó a especializarte como ergónomo?
Pronto hará cuatro décadas y confieso que hasta que no empecé con la prevención de la Ordenanza General de Seguridad e Higiene en el Trabajo (1971) no había leído nada sobre la Ergonomía.
Gracias al primer curso del Gabinete Técnico Provincial del INSHT de Asturias y lecturas en documentos y L’Ergonomie tuve conocimiento en relación con las dos únicas disciplinas técnicas existentes entonces: la Seguridad en el Trabajo y la Higiene Industrial.
Algunas pequeñas cosas, como ergos y nomos, llegan sin saber cómo, inesperadamente, y cuando las descubres, las disfrutas y las compartes, acaba siendo una profesión (ergónomo) que ejerces, y convencido de su relevancia para el trabajo y la actividad humana, te comprometes a difundirla y a la enseñanza desde la experiencia.
El 3 de mayo de 1987 apareció en la prensa local un anuncio de la empresa nacional siderúrgica (grupo INI) que necesitaba cubrir el puesto de técnico en ergonomía del trabajo para: Analizar y evaluar los agresivos de los puestos y entorno de trabajo para mejorar sus condiciones de trabajo (¡pura poesía!) luego vendría lo de adaptar el puesto de trabajo a la persona, etcétera.
Yo era director regional de una Mutua de AT y EEPP (de las de entonces cuando había un ciento) y ahí empezó mi contacto con la prevención (PRL), después de un quinquenio trabajando en minería, construcción y seguros; y sobre todo aprendiendo de lo interno para entender la importancia de los sectores y el entorno sobre la atribución situacional de la conducta organizacional.
Después la especialización en la Universidad pública Paris-1, vuelvo diplomado (DESUP) y el primer problema era como aplicar aquellos principios, conceptos y metodología de laboratorio a la realidad de la una gran empresa industrial.
Mi formación en la Universidad de Oviedo con profesores asociados de HUNOSA y ENSIDESA me aporto una visión muy real de los sectores minero-metalúrgicos, claves en el desarrollo económico y social de Asturias y fundamentales para la constitución de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) que reunió a 6 países (Bélgica, Alemania, Francia, Italia, Luxemburgo y los Países Bajos) con el fin de organizar la libertad de circulación del carbón y del acero y el libre acceso a las fuentes de producción.
Y también por la influencia de la entrada de España en la Comunidad Económica se crean equipos nacionales para participar en los proyectos de investigación CECA en Ergonomía.
A lo largo de tu formación académica, con un Máster en PRL y un Diploma en Ergonomía y Ecología Humana, ¿qué conocimientos fueron más útiles en tu carrera profesional?
Mi experiencia laboral previa como ingeniero en la minería de carbón a cielo abierto, obras públicas y construcción me permitió llegar a la prevención con un conocimiento real del trabajo.
La suma de lo vivido y lo aprendido han sido cruciales para la transferencia al empleo como prevencionista.
En la PRL lo relevante es cambiar la cultura y la estadística, y pocos conocimientos tienen utilidad cuando son relegados los profesionales para tomar específicas decisiones políticas.
Nunca debemos dejar de leer, experimentar y formaros, y las enseñanzas del pasado nos sirven también para mostrar los avances científico-aplicados y tecnológicos relacionados con la mejora global del trabajo.
Particularmente, en el campo de nuestra especialidad, la falta de una formación de grado o de normativa legal específica, nos exige estar siempre a la búsqueda de lo más adecuado y a propósito esta cita modificada de A. Escohotado: Leemos y hacemos para poder cambiar de opinión; hay que cultivar la cultura del hallazgo y la intervención.
Los conocimientos más útiles son los que se construyen cada día y van conformando variados recursos para crear las máximas de la experiencia.
Son aquellos que iba aprendiendo en las jornadas de trabajo, fruto de los problemas reales en la industria y la necesidad de elaborar una justificación teórica y práctica para proponer mejoras.
Desde 1987 hasta principios de este siglo las propuestas correctivas se basaban en las mejoras para los trabajadores y para la empresa, algo por otra parte que siempre debe estar presente en la Ergonomia desde la visión sistémica que propongo.
Salvo contadas excepciones (Univ. Politécnica de Cataluña, Univ. de Zaragoza, Univ. de Oviedo, etc.) la universidad española entonces estaba alejada de la PRL y la Ergonomía era desconocida o pura teoría, excepto en los inicios de la creación de las futuras facultades de Psicología con el desarrollo de un campo aplicado al trabajo y a la industria a través de la formación profesional, con las aportaciones a la Psicotecnia.
Una de sus figuras más relevantes, José Mallart (1897-1989) representó a España en los inicios de la Asociación Internacional de Ergonomia (IEA, 1959) a través de la Sociedad Española de Ergonomia, sección Psicología; no está de más recordarlo en esta entrevista ahora que algunos, sin argumentos (movimiento woke y la tiranía de la mediocridad) y solo con la ideología y el clientelismo, pretenden separar la Ergonomía de la Psicosociología.
Después de obtener tu doctorado y especializarte en psicología del trabajo, ¿cómo ha sido la integración de esos conocimientos en el campo de la ergonomía?
El doctorado es algo que en los últimos tiempos se ha popularizado y los objetivos de alcanzar la cima de la titulación universitaria que requieren esfuerzo y dedicación pueden ser tan razonables como tener varias licenciaturas o grados. Cum laude (el 85%) o sin alabanza, su utilidad fuera del ámbito académico es más particular (lograr un reto, saber investigar, etc.) que objetivamente buena y rentable para la sociedad.
Y en PRL parece más fácil por la transversalidad y la ambigüedad, como difícil hacer investigación aplicada o encontrar cosas útiles y aplicables al servicio de la seguridad y la salud laboral.
Somos demasiados doctores para tan poca ciencia, esta de la PRL, pero desde los masters, se promueve y se facilita este beneficio para terceros.
En la práctica ergonómica siempre me ha preocupado llegar a la acción correctiva y poder medir la eficacia de esa intervención, aunque no sea medible en todos los casos, y siempre antes que publicar en una revista académica, científica, indexada, etc.; los gerentes, los agentes sociales y los trabajadores no las leen.
La única investigación que interesa en prevención es la aplicada y entre todas señalaría convencer a la gerencia o a la dirección de la empresa.
Creo que una de las aportaciones de mi tesis fue constatar que solo un 35 % de los encuestados (TSPRL especialistas en Ergonomia y Psicosociología Aplicada) y miembros de una asociación de especialistas (AEE, PREVERAS, ANER, ACERGO, etc.) dedicaban más del 60% de su Jornada a las otras especialidades, o sea una década después todo ha ido empeorando, y no podemos culpar solo a la IA de que los triespecialistas hagan mucho de Seguridad, cada vez menos de Higiene y una parte insignificante de Ergonomía y Psicosociología.
Dicho lo cual, cambiaria mi doctorado por un título de grado en PRL y un postgrado en la especialidad de Ergonomia y Psicosociología, e igualmente para las otras dos.
Con su extensa experiencia en metalurgia y ergonomía, ¿cuáles fueron los mayores desafíos que enfrentaste al aplicar tus conocimientos?
Combinar la práctica y la intervención con la reflexión sobre los aspectos ontológicos y epistemológicos de la Ergonomía.
Y eso es algo que está siempre presente en el pensamiento del ergónomo que no es solo un ejecutor o un universitario cultivado en el aula.
Pensar la Ergonomía son muchas cosas desde la profesión, la prevención o la capacitación: medir el trabajo, proponer intervenciones eficaces, transmitir empleabilidad y la diferenciación de otras disciplinas adyacentes, hablar de otros campos de ejercicio profesional que no sea la PRL, etc.
La Ergonomía, lo ergonómico, el diseño emocional, la crono ergonomía o la conducta organizacional se confunde y se simplifica en una única palabra, llegados al campo de la SST el reduccionismo es mayor y la deja en una especialidad preventiva despedazable.
Y eso requiere estar permanente atento ante tanta estratégica simplificación como interesada confusión.
A través de su trayectoria académica y profesional, ¿qué aspectos consideras que más han cambiado en la prevención de riesgos laborales?
Pocas cosas han cambiado, digamos que la PRL va a peor por la rutina y la inacción, insistiendo todos los organismos implicados y adyacentes como afectados por un TOC en estrategias, campañas y planes de acción desde el pasado siglo con los movimientos repetitivos y los trastornos musculoesqueléticos, tan vinculados a los factores de riesgo organizativos y psicosociales.
La salud mental está de moda años después y no solo por la duración de los tiempos de IT o las crecientes cifras de siniestralidad laboral (muertos por infartos y ACV) cada vez más peores.
En estos tiempos han surgido un montón de entes parasitarios al calor del fracaso de la prevención.
Los necrófagos o carroñeros son esos personajes a quienes nunca les ha importado la siniestralidad laboral y aprovechan cualquier vía, como por ejemplo la salud mental en estos tiempos, para alimentándose del malestar y las desgracias ajenas, vender sus libros, su conferencia o su discurso con la única finalidad de hacer caja a sabiendas de la banalidad de su mensaje y la desesperanza de los trabajadores para comprarles su “bálsamo mental de Fierabrás”.
La deshonestidad, la falta de ética, también la profesional, la precariedad del trabajo del prevencionista, la miscelánea de los Servicios Propios y los SPA, o la disminución de los recursos preventivos, son algunos de los cambios, obviamente a peor, de la PRL.
¿Qué le llevó a escribir tus libros sobre psicosociología y ergonomía? ¿Cómo surgió la idea inicial?
Mi satisfacción profesional es que esta disciplina sea valorada más allá del reconocimiento en España (1997) como una especialidad preventiva.
Colaborar con instituciones, universidades españolas y latinoamericanas, constituir la AEE o PREVERAS, escribir un libro, viajar para dar una conferencia o un curso, organizar una jornada o un congreso anual ha formado y forma parte de mi compromiso profesional y social como ergónomo; siempre he sentido que he de devolver a la sociedad lo que me ha dado.
Desde mi actividad como ergónomo y como privilegiado pionero entendí que la formación en Ergonomia era muy importante para capacitar, divulgar y difundir.
En 1988 comenzamos la colaboración con empresas como RENAULT y las enseñanzas desarrolladas por su ergónomo Santiago González Gallego (✝ Valladolid, 2022).
La unión natural de ambas disciplinas no ha sido casual o caprichosa en el desarrollo de la Ley de PRL a través del reglamento (RD 39/1997) que establece las tres especialidades, sino por las aportaciones, teóricas y metodológicas, que la Psicología ha brindado para el nacimiento y desarrollo de la Ergonomía.
Esta dualidad técnica, Ergo-Psico, no debería suponer inconveniente alguno en la realidad preventiva de las empresas, dado que la práctica profesional las asimila, aunque en ocasiones y desde diversos ámbitos políticos, académicos o gremiales con el pretexto de mejorar la formación y la especialización pretendan separarla, olvidando que la prevención primaria requiere más polivalencia que especialización, más economía que ergonomía y más seducción que imposición por el supuesto legal.
¿Qué es lo más interesante o inesperado que descubriste al escribir sobre ergonomía y psicosociología?
Escribir un libro requiere tener que contar con decisión de ponerse a ello asumiendo un reto y gran esfuerzo, y previamente poder responder a las preguntas ¿por qué? ¿para qué? o ¿qué sé realmente sobre mi profesión?
Llevaba tiempo comunicando en diferentes foros y necesitaba trasladar al papel de forma más reflexiva no solo mis preguntas, también las de los otros (alumnos, asistentes, etc.)
Escribir es otra forma de comunicar y quería plasmarlo para quien pudiera en un futuro dedicarse profesionalmente a practicar esta disciplina.
Piensas en la estructura y cuando empiezas por el programa formativo legalmente establecido, descubres que los contenidos mínimos puede ser una colección de fascículos que empiezan por la a) Ergonomía: conceptos y objetivos y acabas por la k) Intervención Psicosocial.
Cuando llegas al final empiezan otros dos procesos igualmente pesados el de revisar las pruebas o galeradas, y el de solicitar el prólogo a un colega, pero con otro pensamiento y otra manera de “entender” la especialidad. Puede ser el principio de tantas correcciones que se llega a sentir la pesadilla de no lograr nunca la versión definitiva.
¿Qué le inspiró a seguir escribiendo después de la publicación de su primer libro?
Siempre me he sentido afortunado por contar con el apoyo de mi familia y poder hacer profesionalmente lo que entendía que era mi compromiso hacerlo, gestionando mis días de asueto y de vacaciones para viajar divulgar y formar.
He intentado transmitir la idea de que el trabajo puede ser una parcela positiva para uno mismo y para los demás, que posibilite conciliar la vida laboral, personal y familiar, la autocapacitación con la ocupación, las relaciones laborales con el respeto a los trabajadores, las condiciones de trabajo con la salud, el esfuerzo con el reconocimiento y la responsabilidad con la realización personal.
Ayudar a ese objetivo desde la reflexión para la acción, apoyando la palabra hablada en los eventos científicos o en las acciones formativas, es una primera razón para escribir este libro, con elementos comunes, como el análisis y el pensamiento crítico.
La Ergonomía y la Psicosociología Forense representa una alternativa a la visión simplista de “pantallas y cargas pesadas” por omisión de las obligaciones legales de la especialidad, como Ingeniería del Factor Humano prestando ayuda en la valoración de los casos, relacionados con los accidentes y la generación de las enfermedades profesionales.
¿Cuál es el mayor desafío al que te has enfrentado al escribir cada uno de tus libros y cómo lo superaste?
Vivir con el riesgo de estar limitado al puesto de trabajo por no tener la dinámica frecuente de la docencia en las diferentes modalidades formativas y la necesidad de escribir para plasmar el pensamiento y construir una herramienta para los alumnos y cualquiera que tuviera interés en nuestra especialidad.
En las experiencias por Latinoamérica, tal vez, tener que renunciar a profundizar en los aspectos legales de cada pais trasladando principalmente mi experiencia profesional en la empresa.
Otro desafío habría sido no tener demandas o intervenciones para abordarlas y gestionarlas, sin ellas no habrían podido hacer nada que se denominara Manual.
Escribir algo cada día e ir guardando para posteriormente revisar aprovechando los momentos de inspiración es la mejor manera para un afrontar el síndrome del folio vacío.
Valorar cada momento de creatividad, tener siempre tu lápiz y papel en la mesita para anotar y luego desarrollar esos pensamientos e ideas; la creatividad puede llegar de noche y debemos estar listos para registrarla.
Después de 15 ediciones y varias reediciones sobre el libro “Ergonomia y psicología aplicada: manual para la formación de especialidad”. ¿Por qué dejaste de continuar con más ediciones?
Creo que esa pregunta deberías hacérsela a la editorial.
En el 2012 Thomson Reuters España compra la editorial Lex Nova, y por otra parte desde 1997 hasta marzo de 2010, la formación para desempeñar funciones de nivel superior en PRL la impartían entidades acreditadas por la autoridad laboral; formación no tenía efectos académicos, pero sí capacitantes.
Se produce una gran demanda laboral de profesionales y directivos con la exigencia del título de TSPRL, y se vislumbran cambios, por un negocio creciente que además coincide con la eclosión de las universidades privadas (1998) y consecuentemente la proliferación de cientos de Máster en Prevención de Riesgos Laborales, organizados desde departamentos variopintos, para todos los bolsillos y en todas las modalidades de enseñanza.
Ante esta serie de hechos arrolladores de una modalidad de formación donde destacaban las enseñanzas profesionales anteriores a la Ley, finalizamos una etapa quedando muy satisfechos y orgullosos por tantos alumnos formados con el manual con la parte común (El libro rojo) y las especialidades, con portadas rojiblancas ajedrezadas, decidimos que hasta aquí habíamos llegado.
Y recaladas las universidades, las cunas del saber donde hay muy buenos profesores, algunos, menos de lo deseable, expertos relacionados con asignaturas aplicadas, pocos profesionales de la especialidad, y muchos libros alternativos recomendados, considerados imprescindibles (normalmente por el autor) para facilitar que los alumnos alcancen sus objetivos.
¿Podrías explicarnos algún dato curioso sobre su libro “Psicosociología aplicada a la prevención de riesgos laborales? ¿Casos prácticos”?
Lo más curioso es el origen, había publicaciones de todo tipo sobre la Psicosociología, pero no encontraba, ninguna con intervenciones de eliminación de los riesgos en el origen, más allá de las clásicas acciones formativas para mandos y trabajadores, pero siempre la organización del trabajo quedaba fuera de la acción correctiva.
La ausencia del empleo de las técnicas básicas de investigación como observación y entrevistas, y la recurrente discusión sobre dos metodologías estandarizada con debate ideológico sobre la elección, aunque el resultado en ambos casos solo fuera un informe destinado al archivo de los documentos perdidos.
En su último libro “Ergonomía y Psicosociología Forense. Pruebas periciales en PRL desde la especialidad preventiva”, ¿Tuviste alguna vivencia profesional que te motivo a escribir este libro?
Básicamente, la necesidad de combatir como experto judicial la frustración, el fracaso de la prevención.
Cuando empecé a escribir la primera edición de este libro, solo tenía los casos, pero me faltaba desarrollar la parte teórica para unir una diversidad de informes y peticiones de abogados y graduados sociales, primero relacionados con las incapacidades, y posteriormente casos sobre accidentes de trabajo, enfermedades profesionales y contingencias.
Pretendía también escribir algo alejado de los academicismos que tanta literatura había generado desde la Psicología y la Sociología del trabajo, y aunque los principios y conceptos fueran clásicos como referentes muchos de los personajes investigadores, era necesario resaltar lo aplicable sin causar espanto (miedo al psicólogo) a los gerentes.
Sin evaluación o realizadas para cubrir el expediente legal, no hay comprensión de la problemática real, no hay diagnósticos, no hay recomendaciones, ni propuestas de solución y nada que finalmente tenga que ver con la transformación de las condiciones de trabajo.
Después de tantos años en el campo de la prevención, ¿cómo ha evolucionado tu visión sobre la ergonomía y la salud mental?
A diferencia de otras especialidades relacionadas con los riesgos laborales, la transversalidad es una especifica particularidad de la Ergonomía, porque va más allá de la prevención de riesgos laborales, abordando lo laboral y lo extralaboral, la persona en diferentes roles: trabajador, consumidor operador, usuario, etc.
El objeto de la Ergonomía es la actividad humana, y una particular fracción es el trabajo entendido como sistema y considerado globalmente.
La Ergonomía no es una carnicería, y cuando algunos hablan de riesgos ergonómicos no les importa trocear al hombre en mente, músculos, tendones y huesos, sin embargo, estas “desviaciones” de la práctica ergonómica deben ser aceptadas, como lo son los espacios vacíos entre lo académico y lo práctico; no olvidemos que algunos técnicos han conocido de nuestra disciplina por la colocación relativa del ordenador, por las posturas, o por la silla, vintage actualizado por el teletrabajo o la digitalización.
Además de recordarnos que la obsoleta normativa de trabajo con pantallas seguía allí, debemos reconocer al COVID-19 todo lo que ha hecho para que desde 2021 se hable sin parar de la salud mental en el trabajo.
Y ahora no se para de estudiar la salud mental laboral con datos estadísticos apabullantes sobre las consecuencias: que si la duración de la IT, que si los suicidios, que si los infartos y los accidentes de trabajo, etc.
No deja de recordarme aquellos otros estudios sobre el coste del estrés con cifras milmillonarias que asustaban pero que en prevención no funcionaban.
De poco sirven los datos objetivos sin voluntad de cambiar las cosas, sin el compromiso de emprender futuras acciones para gestionar la salud mental laboral.
Todo por hacer en la gestión de los riesgos psicosociales y su vinculación con la salud mental en el trabajo.
Mucha literatura “oficial” vinculada con la paralizante creación de comisiones y todo tipo de ocurrencias sin soluciones: trabajo precario, las redes sociales, la sociedad digital, etc., y muchas empresas que aún no están implementando acciones tangibles en torno a la salud mental en el trabajo, y que recuerdan el machaque con lo psicosocial desde principios de siglo, ahora toda la salud mental laboral, dos caras de una moneda entre los dedos con la que seguimos jugando.
Da la impresión que puede caerse y haber un choque en una tercera fase sin psicólogos y el obsesivo como utópico objetivo 2030 con el título: La inteligencia artificial al servicio de la salud mental en el trabajo y los riesgos de la IA.
Después de una carrera tan extensa y con cinco libros publicados, ¿qué planes tienes a futuro en cuanto a investigación o escritura?
Mis planes son lograr un título de grado para la PRL con Master en las especialidades, dignificar el trabajo de los prevencionistas, y que la PRL retome los tiempos de finales del siglo pasado.
Contribuir para entender el enfoque global, holístico o sistémico de la conducta, individual u organizativa, para comprender la naturaleza de lo que llamamos errores humanos.
También me gustaría mucho llevar diferentes aplicaciones de la Ergonomía y la Psicosociología, igual que hicimos con la Forense a otros colectivos interesados stakeholder como por ejemplo centros educativos o sociosanitarios.
Como docente en la Universidad de Oviedo, ¿cómo ha influido esa faceta en la forma en que comunicas tus ideas y conocimientos en tus libros?
Desde 1975 he estado vinculado, he sido alumno y profesor en diferentes Facultades, en distintas modalidades de la Universidad de Oviedo.
La educación universitaria desempeña un papel complementario en el desarrollo personal y profesional de los prevencionistas.
Felizmente he sido profesor asociado (profesionales de experiencia reconocida) durante 7 años en la Escuela Universitaria de Relaciones Laborales.
Una etapa inolvidable de enriquecimiento personal y profesional donde el paso de la industria al centro formativo implica una preparación de materias no siempre presentes en la práctica diaria del profesional, complementando las experiencias para ilustrar las clases y dando más valor a la enseñanza aplicada.
Por último: ¿Le gustaría aprovechar esta oportunidad para añadir algo más?
Que los agentes sociales piensen en la realidad de la SST en nuestro país y que ningún reglamento se realice sin contar con la opinión de los profesionales de la prevención. Sin participación (permanente reivindicación sindical) del trabajador experto, de los operadores, sin un enfoque integral, sin interdisciplinaridad no se puede analizar, comprender el trabajo y finalmente mejorarlo; estos principios son la base de la Ergonomía, así que practíquenlos.
Lamentar que después de institucionalizar una nueva especialidad, que está en lo sustancial de esta entrevista, sigamos sin tener normativa específica ni directiva, el amago de la carga mental y los TME fueran solo titulares que ni crearon expectativas.
Las evaluaciones burocráticas y las intervenciones que solo están en los papeles no sirven para nada más que generar responsabilidades solo si hay reclamaciones o demandas por accidentes y/o incapacidades.
Practiquemos nuestra especialidad mostrando el antes y el después tras una acción correctiva, exponiendo la mejora global del trabajo.
Libros de F. Javier Llaneza Álvarez
Agradecemos a F. Javier Llaneza Álvarez por su tiempo y por compartir su experiencia y conocimientos con nosotros en conexión PRL.
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